LA DESPEDIDA DE UN AYO.


Quédense con el conocimiento, y entréguenme la libertad, quizás nunca aprendí a despedirme formalmente, pero cuando tengo la oportunidad de hacerlo, lo hago. 

Ustedes se preguntarán: ¿Por qué se despide si nos vamos a seguir viendo?  

Eso es lo que uno cree. 

Muchos se han ido y no he tenido la oportunidad de despedirme, y esta oportunidad que tengo ahora no la puedo desaprovechar.

Pero acaso ¿usted se va a algún lado?- Preguntó uno.

 No, le conteste,  no voy a ninguna parte, solo estoy cerrando un ciclo que abrí para que comience otro, y lo hago por el bien de ustedes, de mi salud y mi mente. 

Obviamente nos vamos a seguir comunicando, si ustedes lo desean, y si no,  igual saben donde encontrarme algún sábado en la tarde.

-  De verdad que esto es muy extraño -dijo otro;
 
Si, le conteste, para mi también lo era, hasta ahora que lo aprendí...

¿Qué aprendió? Contesto el más preguntón...

Eso, de aprender a despedirse, cosa que no se nos enseña casi nunca,  pero ahora lo he aprendido y tengo que enseñárselos a ustedes.

Ah, está bien, Entonces despídase enseñándonos…

Bueno, no les digo que le valla bien, porque estoy seguro que le va a ir mejor que bien, No les digo que consigan empleo, porque estoy seguro que ya lo tienen, No les digo que se casen y tengan familias, porque ya lo han pensado, Solo les digo que nunca se separen de Dios,  aunque se separen de cualquier ser querido, Carguen siempre en su corazón la sabiduría y la humildad, La templanza siempre en el pecho, Una sonrisa de victoria siempre en sus rostros, Dejando un pedazo en el corazón para la sensibilidad, que les va a permitir siempre tener los pies en la tierra.

Vallan, siembren la palabra en los corazones de la gente, que al cabo de los tiempos la recogerán…Nos vemos...      

                                                                  

                                                                               

Comentarios

Entradas populares