SENTÍA QUE IBA A MORIR...
Chinolo medía 1,70 de estatura cuando fue probar su propio ataud. Se sentía algo incomodo dentro. La planta de los pies le pegaban en la madera y le parecía que estába parado. Esa noche sentía que iba a morir. Tenía un dolor fuerte en el corazón, mareos, dolor de cabeza y debilidad en las piernas. Andúvo algo desorientado durante tres días, sentía que iba a morir.
Aquella noche escuchó algunas canciones de despedida, "me duele el corazón", "quizas, quizas", perfídia, entre otras. Lloró y lloró mucho por él mismo, no podía llorar por nadie mas, era su dolor, su agonía, luego de haber llorado un buen rato se quedó dormido.
Duerme toda la noche, y sueña que estaba probando su propio ataud, le parecía que era algo incomodo para estar tanto tiempo dentro de el. "Se supone que debería descansar en paz". No le gustó para nada aquello, por lo cual habla con el señor que los hacía, haciendole saber que era algo incomodo y que tenía que fabricar otro, le pidió que se diera su tiempo para hacerlo lo más cómodo posible. Chinolo por ahora no podía morir, todavía su ataud no estaba listo.
En la mañana se levantó como nuevo, límpio y puro, sus lágrimas habían hecho el trabajo. Le pidió a Dios que le perdonara y le quitara el dolor de su corazón, a la cual Dios le responde: Derrama como agua tu corazón y serás sano. Muchas veces tenemos que llorar para limpiar nuestra alma y nuestra mente. Chinolo quedó renovado, había revivido. Todo cambió dentro de él. Muchas veces las lágrimas son la mejor medicina para sanar un corazón herido. Mientras tanto esperará para cuando este listo su ataud. Todo depende del carpintero...
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