Torcuatro en la memoria...

Una vez jugando con torcuatro, le dijo que su Dama estaba en una casilla equivocada y que si la dejaba allí, iba a traer problemas en el futuro, es por eso que la Dama debe darse su puesto que le corresponde. 
Luego de semejante discurso le dijo que la dama se mueve como ella quiera y uno no puede evitarlo cuando deciden hacer lo que les da la gana. 
Pero eso no le afectaba a torcuatro ni a su futuro nieto, mi padre, apodado por sus camaradas, Ah "vichito", ya que torcuatro vivía una vida desénfrenada, coronando Damas en todos los tableros donde jugaba, decía que era guerrillero y que había peleado en las queseras del medio, la guerra de los azules y todo ese cuento de guerrillero veterano cuya herida en la frente la mostraba en todo lugar para mayor credibilidad de su palabra firme. 
Lo que casi nunca contaba, era que se había disparado en un dedo de su pie que tenía infectado, producto de las largas caminatas por esos cerros desde la sierra hasta las montañas de Aroa, sin hacerse el aseo correspondiente. Dice Blomh, su hermano mayor quién dirigía la compañia de guerrilleros, que Torcuatro venía desde Aroa ya bien molesto por no poder caminar bien, Y se arrimó  a una de las peñas del cerro de quebrada honda, ya enojado se quitó la bota de la uña que le molestaba, desenfundó su revólver 38 que no le faltaban balas, colocó el pié encima de una raiz de un matapalo gacho, y le apuntó al dedo inflamado del camino, y le dijo: Despídete porque ya me tienes arrecho. Y le soltó aquel plomazo, volándose el dedo con tí uña, chíspiando la sangre por todos lados, pegando gritos de dolor  o de alegría, por haberse acabado el mísmo con aquel dolor que lo tenía cansado, pero sabiendo que podía morir desangrado, le dice a uno de sus compañeros de travesía que le pase  la botella de aguardiente que siempre le acompañaban, se tomó media botella de un solo trago para aligerar el dolor, y la otra mitad se la vació en el pié ensangrentado, se amarró una cinta de la media, levantó el pié en la orilla de un tromco y se quedó dormido. Todos quedaron atónitos de la escena audaz y valiente de torcuatro, en darse un tiro de gracia amputándose uno de sus miembros. ¡Qué quedaría del enemigo que se consiguiera de frente! Decían sus compañeros con mucho temor y respeto. Era verdaderamente una escena sangrienta consigo mísmo, pero al mísmo tiempo era una advertencia de saber hasta donde estaba dispuesto a llegar un hombre de dar su propia vida por una causa. Hoy a dos años de la siembra de uno de sus nietos, recordamos sus hazañas que inspiraron no solo a sus nietos y biznietos, sino a  los que todavía corre por sus venas la sangre guerrillera, y que lo recordamos con una de sus frases favoritas, "Soy como soy y no me parezco a nadie"- Y hoy decimos sus hijos y biznietos de torcuatro que "Somos como somos y no nos parecemos a nadie"

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