La Musa de Chinolo se Ausenta...
El día que se fué de vacaciones sin avisarle a Chinolo. Ese día había perdido una partida de ajedrez con su amigo torcuatro, había movido la Dama de manera apresurada y había dejado el Rey solo, al cabo de unos minutos le costó la partida.
Algunos creen que las cosas que pasan en el tablero, también pasan en la vida. Chinolo había perdido la Dama en la partida y esa mísma noche, ella se fué de vacaciones sin avisarle. Hasta el día de hoy, Chinolo la sígue esperando.
Algunos dícen que lo abandonó por el descuido, ¡ pero siempre la tenía a su lado! Salvo ese día que la movió de manera apresurada. A veces la sobreprotección hace que las personas se vayan sin avisar, afirmaba el sabiondo del pueblo que le encantaba observar para después dar su veredicto.
Chinolo dijo que el día que ella se fuera, él también se iría con ella. Y parece que así fué, se fué su espíritu, ahora ya no es el mísmo, ahora se la pasa mirando siempre a lo lejos como esperando verla en la lejanía, ya no tiene ese entusiásmo que lo caracterizaba como el gran Chinolo, el jugador amante del ajedrez, el hombre que coronaba tres Damas en una mísma partida, y daba cinco jaques antes de dar el mate y acabar con sus adversarios de manera espléndida, ese era el gran Chinolo antes que la musa lo abandonara.
Ahora sale muy poco, porque estaba acostumbrado a andar acompañado, de ves en cuando se le ha visto caminando por la patria, buscando a su amada o quizás algún jugador para jugar ajedrez...
La semana pasada me lo encontré cabizbajo y pensativo, y lo invité a jugar una partida de ajedrez, a la cual aceptó, pero con una condición, me dijo. Jugamos ajedrez a ciegas...
Yo acepté, pero no quíse preguntarle porqué ajedrez a ciegas, solo entendí que no quería ver su Dama en el Tablero. Ver el tablero y las piezas le causaba mucho daño, y desde que ella se fué solo juega ajedrez a ciegas.
Es curioso que en todas las partidas que juega, pierde la Dama y luego la partida.
Y se despide diciendo: Cuando se juega a ciegas, es posible perder la Dama y hasta la partida. Seguiré esperandola...
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