La enseñanza de la Abuela...
Era una misión que teníamos que cumplir, ambos nos fuimos antes de las doce. Había que entregar la encomienda. Era una foto de la abuela en su ultimo cumpleaños, donde ella invocaba la paz y la santidad, la visita fué inesperada, nunca se imaginaron que se les llevaba tal regalo, era su madre, su unica madre.
¡Qué hermoso regalo! Dijo Adelfín, uno de sus hijos, el que más se parecía a Tomas, su padre, mi abuelo. Además era el compadre de mi padre, era mas que hermanos, eran amigos.
Luego pasamos por la tia zobe, y le entregamos el regalo; ¡mi mamá! dijo con nostálgia, era la protagonista de la fiesta que ella mísma le había preparado, su cumpleaños numero ochenta y cinco, estaba compungida, la visita sentimental le traía sentimientos encontrados, el de su madre y su hermano. Ambos estaban en su casa y jamás saldrían de allí, era su lugar, madre e hijos. Dominga y jorge.
Una de las enseñanzas más importante que me dejó mi abuela fué, que ella nunca se quejó, estuviera en la situación que fuera, nunca se quejó, siempre radiante, su buen ánimo, su consejo siempre, su ternura, su atención, su cariño, su temple, su firmeza; llevamos tu apellido y tu enseñanza. Abuela...
Jorge también lo había aprendido, nunca quejarse, en ningún momento. Era algo de la família, muy de ellos, algunos lo interpretaban como un orgullo de los valera de dominga, otros lo interpretaban como la sangre índia que tenía ella, era su enseñanza, por eso vivían a su manera, éran como éran y no se parecían a nadie, cada quién en su lugar. Nunca quejarse...
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